Antes de que la madrastra de Briony muriera, se encargó de que Briony fuera culpada de todos males de la familia. Ahora, Briony ha cargado con la culpa tanto tiempo que es una segunda piel. A veces se escapa al pantano, donde le cuenta historias a los Antiguos, los espíritus que viven en las ciénagas. Pero solo las brujas pueden ver a los Antiguos, y en su pueblo, las brujas están condenadas a muerte. Briony vive con el miedo de que su secreto será descubierto, incluso cuando ella cree que merece el peor de los castigos.
Entonces, llega Eldric, con sus ojos dorados de león y su largo cabello. Es tan natural como el sol y la trata como si fuera extraordinaria. Y todo empieza a cambiar.
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